Brasil: Lula ha vuelto

Se acabó. Fue una batalla larga, intensa y nunca predecible. Una batalla electoral que en repetidas ocasiones corría el riesgo de volverse más dificil. La boleta fue reñida y fluctuante pero finalmente decretó a su ganador: Luiz Inácio Lula da Silva, más conocido simplemente como Lula, derrotó al actual presidente Jair Bolsonaro y regresará, por tercera vez, 12 años después, a la Presidencia de Brasil.
La noche del escrutinio terminó y terminó 50,9% a 49,1% a favor del líder del Partido dos Trabalhadores. Una noche que había comenzado con el resultado patas arriba; que vio una “remontada” de Lula hasta la “virada” cuando empezaron a llegar los resultados del nordeste del país, donde el PT no sólo ganó, sino que apabulló (más del 70%). Una virada que se confirmó durante la noche y que sella una cansada y muy exigente campaña electoral contra un contrincante que nunca se cansaba, que utilizó brutalmente todos los medios a su alcance para remendar el desgarro y que logró recomponerse casi para remendar el desfase. Un “casi” decisivo, sin embargo, porque Bolsonaro no pudo completar la remontada y ahora está en Brasilia en completo silencio.
Es, Bolsonaro, el primer presidente de la historia que no supo explotar la máxima figura institucional para ser reelegido a la presidencia de la República para un segundo mandato (a pesar de algunas “anomalías” que ocurrieron en el noreste del país, donde Lula es muy fuerte, con la policía deteniendo los autobuses de los votantes del PT). Bolsonaro ni siquiera ha recibido a sus aliados más cercanos. Ni siquiera llamó a Lula para felicitarlo por la victoria. Ni siquiera ha hecho las declaraciones del ritual tras los resultados oficiales. El (ex) presidente y candidato de la ultraderecha brasileña ni siquiera ha recibido a sus ministros (según informa el diario “O Globo”). Para certificar la victoria de la oposición estuvo el reelegido gobernador al frente del Estado de Sao Paulo, Tarcisio Gomes de Freitas, aliado muy cercano de Bolsonaro, quien reconoció la victoria de Lula, ofreciéndole además su cooperación para el futuro de la Aldea.
Lula, de 77 años, habló en cambio de resurrección frente a una multitud, su multitud, roja y alegre, reunida en San Paolo: “Casi me entierran vivo en este pueblo. Pensaron que me habían matado, pensaron que habían acabado con mi vida política, me destrozaron diciendo mentiras sobre mí, pero gracias a Dios estoy fuerte y aquí de nuevo, por amor”
Emoción y emoción a lo largo y ancho del país por un renacimiento de Lula que llega tras el “golpe judicial” que lo condenó a prisión (una sentencia que efectivamente lo excluyó de la carrera por la Presidencia de hace 5 años realizada por los mismos jueces quien poco después entraría a la política en la ultraderecha de Bolsonaro) y luego absuelto por completo de todos los cargos por el Supremo Tribunal Federal de Brasil en 2021. De nuevo elegible, volvió a la victoria y ahora lidera el país. Pero “no es mi victoria ni la del PT -dijo-. Es una victoria para todas las mujeres y hombres que aman la democracia, que quieren libertad, que quieren cultura, educación, fraternidad e igualdad”. “Brasil derrotó al fascismo y al autoritarismo en las urnas”, concluyó.
Ahora habrá que reunir a un país que se ha mostrado completamente partido en dos con una violencia feroz. Y ciertamente no será fácil juntar estas dos almas, estos dos mundos, completamente diferentes y muy distantes entre sí. Todo ello, tratando también y sobre todo de afrontar los muchos y difíciles desafíos que Brasil tiene que afrontar. Un Brasil profundamente diferente al que el propio Lula había encontrado en 2002. El nuevo presidente brasileño también dijo estar preocupado por cómo encontrará la máquina estatal después de cuatro años de gobierno de Bolsonaro, que aún no ha aceptado la derrota y que “nosotros sí”. no sé si facilitará la transición a la Presidencia”. Pero el resultado fue claro: Lula está de regreso y el gigante sudamericano amaneció aliviado.