Palabras del presidente Javier Milei en la Colocación del Busto del Presidente Carlos Menem en Casa Rosada.

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Casa Rosada – 14/05/2024
Javier Milei: Buenas tardes, muchas gracias a todos los aquí presentes. Mis palabras van a
tener dos bloques, en un bloque voy a hacer una breve reseña de la historia política del
Doctor Menem y después me voy a tomar el atrevimiento de contar algunas anécdotas que
me parecen pertinentes y si no les parece pido perdón ex ante.
Un día como hoy hace 35 años, 14 de mayo de 1989, este hombre que estamos
reivindicando hoy era electo Presidente de la Nación. Por eso elegimos esta fecha para
hacerle un homenaje y colocar el busto de Carlos Saúl Menem en el lugar que corresponde.
¿Quién era Menem? Podríamos hablar horas de su larga y extensa vida personal y política,
pero vamos a hacer una síntesis y tal vez en ella podamos ver algunas características de
quien nos trae hoy aquí. Oriundo de La Rioja, abogado, el primer abogado de la colectividad
Siriolibanesa en toda La Rioja. Se recibió en Córdoba en 1954 y acá comento algunos datos
interesantes que lo muestran como persona y que a su vez describen lo que fue su carrera
política
Apenas se recibe, se le acercan -en ese entonces- del peronismo y le dicen: “afíliate al
justicialismo y te designamos fiscal”; Menem contestó que no, que quería dedicarse a la
profesión y que no iba a afiliarse por un cargo. Su pertenencia ideológica era innegable,
pero sus principios inamovibles. Por un cargo no iba a hacer o dejar de hacer. Tenía otros
objetivos y eran muy claros: su primer cargo público fue gobernador, no tuvo escala previa
en el Estado, no fue subsecretario, ni asesor, ni director, ni viceministro, ni diputado, ni
ninguna otra cosa. Directo a la gobernación. Esto describe, en parte, su audacia. Fue a
internas dentro del partido, las ganó y en 1973 fue electo gobernador. Del sector privado a
la gobernación. Tal vez sea ese detalle que más lo distinga a Menem respecto al 99% de los
políticos de esa época. Era capitalista como su padre, venía del sector privado.
Sabía ganarse la vida sirviendo al prójimo, conviene mejor calidad o mejor precio. La
historia cuenta que llegó a tener 11 empleados en su estudio jurídico, sí 11 empleados en La
Rioja en un estudio jurídico en la década del 60. Una verdadera odisea, casi una hazaña,
quién le hubiera imaginado, tal vez eso explique mucho de lo que fue en su trayectoria la
vida política, a la cual entra luego de haber trabajado 19 años en la profesión. Pero ¿Qué
más? Fue privado de su libertad desde 1976 a 1981, estuvo preso en un barco en
Magdalena, Mar del Plata, Tandil y Las Lomitas. Varias veces al borde de ser desaparecido
pero tuvo la custodia de su ángel de la guarda, su hermano Eduardo.
Me emociono porque sé lo que viene de esta parte del discurso, por eso. Una historia que lo
pinta de cuerpo entero es la muerte de su madre. En el año 76, cuando lo detienen, se lo
llevan preso a Buenos Aires; su madre, Mohibe, en La Rioja, muy triste por su hijo, sufría
mucho la ausencia de su hijo, y más aún porque estaba privado de su libertad. Todos
hablaban de lo cariñoso que era Carlos con su familia, especialmente con sus padres. Un
día lo llevan a declarar a La Rioja, por las causas que le habían iniciado los militares. Su
madre lo va a visitar, a donde estaba, declarando y se ilusiona con que lo iban a dejar en La
Rioja; detenido, pero al menos en La Rioja. Al otro día de su declaración, lo suben a un
avión militar y se lo llevan a Buenos Aires de nuevo.
Su madre estaba mirando desde el balcón de su casa, observaba el avión y dijo muy triste:
‘Ahí se lo llevan a Carlos’. Esa misma noche, en medio de esta tristeza, sufre una
descompensación y muere al otro día en un infarto masivo. Eduardo solicita a los militares
que le permitan a Menem preso en Buenos Aires asistir en La Rioja al velorio de su madre,
los militares se lo niegan, la persona que se lo niega fue el general Harguindeguy. Luego
Menem sale en libertad, es electo gobernador nuevamente 1983 y reelecto 1987, y en 1989
es elegido presidente por primera vez. A los meses de asumido como presidente, utilizando
las herramientas constitucionales, toma la decisión de pacificar a la Argentina a través de
numerosos indultos otorgados a militares como así también a guerrilleros. Como así
también a guerrilleros.
La historia dice que el primer indulto se lo firmó al mismo General Harguindeguy que le
había prohibido asistir al velorio de su madre. Esto le costó a Menem diversas peleas
familiares, con el señor Eduardo, por ejemplo. Cuando estaba indultando nada más y nada
menos que a quien le había impedido despedir a su madre. Cuando lo consultaron por qué
lo hacía, Menem respondía hacia sus personas más cercanas, que lo más importante era
pacificar a la Argentina, que eso estaba por encima de las cuestiones personales. Ese era
Menem.
Por eso hoy estamos haciendo un acto de justicia, por eso traemos su imagen a la casa
desde la que gobernó la Argentina durante más de 10 años. De esta manera estamos
reconociendo su liderazgo, su trayectoria política y sus gobiernos. Tres veces electo
gobernador, dos veces electo presidente, tres veces electo senador, en todos los casos
siempre por el voto popular. No podemos olvidar que Menem recibió una catástrofe
hiperinflacionaria y entregó a su sucesor en 1999 un país ordenado, estable y con un PBI
per cápita 60% más alto que el del ‘89. Logró ubicar a la Argentina entre los protagonistas
emergentes de la nueva globalización. Modernizó las instituciones en 1994 a través de la
Reforma Constitucional más consensuada de la historia. Lideró con audacia, intuición y
pragmatismo. Nos inspiró a quienes creemos en la libertad a seguir su ejemplo. Por todo
esto hoy estamos haciendo homenaje al mejor presidente de los últimos 40 años, al menos.
Finalmente, quiero contar algunas cosas más personales y que tengo testigos que son
ciertas. La primera que les quiero contar es cuando lo conocí al doctor Menem. Recuerdo
que estaba en un programa, en América 24, de Mauro Viale y estaba el doctor Eduardo
Menem y, a modo pirañas, salieron varios progres a atacar a Eduardo y a atacar, sobre
todas las cosas, al gobierno del Carlos. Digo así porque ya esta es la parte más de
confianza, casi le diría. Y en ese contexto, obviamente, yo salí a hacer mi defensa
encendida de lo que fue el gobierno de Carlos Saúl Menem, y cuando estoy saliendo del
aire y me estaba yendo, de repente me llama un señor, que está ahí, el señor Alberto
Kohan; y me llama me dice ¿Milei? sí, y me dice que era él, yo no podía creer; le digo: ¿es
usted? sí, sí, te voy a pasar con alguien que quiere hablar con vos.
Bueno, del otro lado estaba Carlos. En ese momento Carlos me agradeció la defensa que
había hecho de su gobierno y como consecuencia de ello me invitó a cenar a su casa. Pero
como la mano invisible tenía que meter la mano y tenía que producir el orden espontáneo,
sucede que el día lunes o martes de esa semana, me llama Martín por un tema
absolutamente personal de Martín, cosa que me la confesó después, y cuando Martín me
llama yo creí que me llamaba para organizar la cena con Carlos, y Martín muy sabio me
dejó correr, digo todo esto, digo, lo sabemos ahora porque me lo comentó el propio Martín, y
entonces fue a verificar si esa historia era verdadera, y efectivamente sí era verdadera y
entonces organizamos una visita en Belgrano a la casa del Carlos. Y fue muy impresionante
lo que me pasó, porque yo recuerdo cuando fue el lanzamiento a presidente del doctor José
Luis Espert, habíamos hecho una fiesta en New York City, y entonces se acercó nuestro
máximo prócer de la libertad, el doctor Alberto Benegas Lynch hijo y me dijo “Usted no se va
a meter en esto, ¿no?”. Dije “No profe, lo mío es la batalla cultural, yo no quiero saber nada
con la política”.
“Pero mire que lo necesitamos de este lado”, quédese tranquilo profe, la política no es lo
mío. Mi visión no estuvo muy acertada. No importa, lo importante es que haga los goles
ahora. Y a la inflación le estamos ganando, quédense tranquilos. Programamos una visita a
la casa de Carlos y, cuando llegué, Carlos me saludó con mucho afecto, me dio un beso, un
abrazo y, en ese momento, me dijo algo que me dejó helada la sangre. Me dijo: “vos vas a
ser presidente de la Argentina, pero lo vas a hacer mejor, porque vos no solo tenés la
intuición y el coraje, sino que tenés el conocimiento”. Yo le dije: “Carlos, yo odio la política”.
Me dice: “yo nunca me equivoco”. “Pero Carlos, no me gusta la política”. “Vos escúchame,
nunca me equivoco”.
Después comenzó la charla y tuvimos toda una charla de economía, digamos, muy buena
por cierto. Interrumpió la charla y me volvió a decir lo mismo de que iba a ser presidente y
yo me resistía. Y bueno, después vino la segunda parte de la charla, donde el Carlos fue el
Carlos, ya entenderán de qué hablamos y así terminó la charla. Y cuando terminó la charla
y nos íbamos, el Carlos me volvió a repetir lo que me dijo cuando me había recibido, yo ya
no tenía fuerzas para decirle que no, o sea, frente a un hombre con tanto olfato ya,
digamos, no había más argumentos y vaya que acertó, porque justamente estoy parado
aquí, siendo Presidente de la Nación y con el honor de poder estar inaugurando este busto
el Doctor Carlos Saúl Menem.
No es menor donde está ubicado este busto. Si ustedes se fijan, aquí está el busto de
Bartolomé Mitre. ¿Por qué Mitre? La importancia de Mitre, porque más allá de la enorme
labor de Urquiza de poner en práctica la Constitución de Alberdi del ´53, a partir del ´54, con
el triunfo, supongamos que una parte dice que fue triunfo, otra parte dice que no, pero sea
por lo que sea, digo un acuerdo, digamos, para unificar Buenos Aires a las Provincias
Unidas del Sur, de constituir a Argentina y, a partir de ese año, cuando se empieza a aplicar
la Constitución de Alberdi; de ser un país, literalmente, de bárbaros, en 35 años nos
convertimos en la primer potencia mundial. Vaya que sí tiene relación poner al que inició
con fuerza ese proceso y a alguien que trató de sacar de la barbarie por la que vivió durante
gran parte del Siglo 20 la Argentina y ponerla de pie nuevamente, como fue Carlos Menem.
Obviamente, hay una reasignación de bustos, y obviamente, que tiene todo un sentido. Está
el busto de Sarmiento, alguien con un coraje fuerte, un hombre que si bien era culto no era
el adalid de las formas, pero tenía el coraje que tenía que tener para hacer las cosas que
hizo, y ser uno de los grandes presidentes de la historia Argentina, ser un precursor en la
idea del capital humano como factor de crecimiento y que dicho sea de paso también le
decían el loco. Después, digamos, está el busto de Carlos Pellegrini. Carlos Pellegrini
asumió en el medio de una crisis monumental y cuando Pellegrini asumió hizo lo que tenía
que hacer, sin importar las consecuencias políticas de ello, hizo lo que tenía que hacer.
Cuando Pellegrini termina esos dos años, donde ponen caja la economía Argentina y deja
las bases para que se reinicie el proceso de crecimiento, va a salir por el Congreso y un
asesor le dice “Mire Don Carlos, no salga por la puerta principal, salga por el costado”. Él
vivía a unas pocas cuadras del Congreso, dice “Porque los ánimos están caldeados”. Es
decir, él había hecho lo que tenía que hacer, había hecho el ajuste, le había puesto la cara
al ajuste y en ese momento no era tan fácil comunicar como es ahora.
Y la gente estaba enojada con el “Gringo”. Para qué, otro cabrón. Se abrochó el frac, se
calzó la galera, tomó su bastón y se fue caminando por las escalinatas hasta su casa. Y,
obviamente, le dijeron de todo menos bonito. Sin embargo, la historia lo recuerda como el
piloto de tormentas. No en vano, cuando se lanza la Convertibilidad, el 1 de abril de 1991, el
billete que elige el doctor Domingo Felipe Cavallo para ese billete era, justamente Carlos
Pellegrini, el piloto de tormentas. Y la publicidad decía: “Argentina vuelve a tener peso”, y
vaya que lo logró.
Y naturalmente, como no podía ser de otra manera, está el busto de Julio Argentino Roca,
dos veces presidente de la Argentina, el primer presidente argentino que fue elegido dos
veces presidente, y que si no fuera por el Carlos, hubiera sido el mejor presidente de la
historia. Respecto a esto, quiero comentar sobre por qué digo lo que digo, o sea, digo,
sobre que el gobierno de Menem fue el mejor de la historia, o sea no es algo que inventé
yo. Hay un trabajo maravilloso que se llama “Passing the buck” de Gerardo Della Paolera,
Bozzoli e Irigoin, que básicamente lo que hace es desarrollar el índice de presión
macroeconómica para poder comparar a lo largo de toda la historia los distintos gobiernos
de la República Argentina. Y cuando hace ese trabajo te muestra que el primer gobierno de
Menem es el mejor gobierno de la historia Argentina, mientras que el segundo gobierno de
Menem, tan criticado, ocupa el tercer lugar, o sea que está malo no fue como dicen.
Pero frente a las críticas y el tema de la joya de la abuela, y todo, digamos, las críticas que
hacen los mediocres para desprestigiar las cosas buenas que se hacen. En ese contexto,
Gerardo Della Paolera y sus coautores deciden corregir dicho índice, limpiando el efecto de
las privatizaciones. Y aún a pesar de eso, el primer gobierno de Menem sigue siendo el
mejor de la historia y el segundo cae en el sexto lugar. Así es que, les duela o no, ha sido el
mejor presidente de la historia.
De hecho, entre los tantos privilegios que me ha dado la vida, entre ellos está haber
conocido a uno de los autores que es Gerardo Della Paolera, y dice “Si ese índice pudiera
contemplar las reformas microeconómicas, los dos gobiernos de Menem ganarían por
escándalo”. Así es que, digamos, si hay algo que dije siempre es que fue el mejor
presidente de la historia, y hoy vengo y lo reafirmo con el honor y el orgullo de estar
estrenando este busto. Ahora sí, por último, una anécdota probablemente mucho más
divertida, sobre todo si se llegan a poner en contexto y lo visualizan, porque muestra el
liderazgo de Menem, ¿Por qué Menem era un líder superlativo?
Había volado por los aires el Plan de Bunge y Born, digamos, había colapsado el modelo de
Erman González y estaban en Olivos, estaban justamente Cavallo y estaba Guido Di Tella,
hombre brillante si lo subo. Y…, esto me lo contó Gerardo Della Paolera, porque estaba ahí
en Olivos. Y el Carlos mientras que entre Domingo y Guido se estaban matando a ver cómo
le encontraron la vuelta, bajó Menem, presto para jugar al tenis, con pantaloncito blanco,
remerita blanca, las dos muñequeras blancas, la vincha, o sea todo un Vilas, la raqueta y
las pelotas. O sea, mientras que los otros dos estaban matándose, Menem viene casi
vestido de Vilas. Entonces les dice que se iba a ir a jugar al tenis y que cuando volvía
tuvieran todo terminado. Efectivamente, cuando volvió, digamos, estaba todo en orden.
¿Por qué menciono esto? Porque tiene que ver con el liderazgo. Un verdadero líder se
muestra y queda en claro por las personas que lo acompañan. Y si hay algo que caracterizó
al gobierno de Carlos Menem, fue de haberse rodeado siempre de los mejores. Nunca tuvo
miedo de rodearse de gente talentosa, y eso era lo que lo mostraba como el líder
mayúsculo que fue.
Y si al menos algo en que creo que puedo estar más cerca de poder copiarlo es,
justamente, rodearme de los mejores, y que estoy verdaderamente orgulloso del equipo
económico y de todo el equipo de gabinete que tengo, con el cual vamos a sacar a la
Argentina adelante. Muchísimas gracias

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Redazione
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